La independencia de Cataluña





La independencia de Cataluña es el fraude con que la oligarquía local pretende encubrir sus delitos, que incluyen la tortura y el saqueo del erario público.

La corrupción del estamento político mal llamado "catalanista" es ya una evidencia abrumadora. Basta con leer la prensa, sección tribunales. Esta afirmación vale especialmente para CiU y aún más para el "clan del pinyol". Así, la única salida airosa de los delincuentes con corbata que actualmente nos gobiernan es la huida hacia delante, o sea, aquéllo que ellos mismos idealizan en términos de "independencia". Los Pujol, Mas, Duran y toda la panda de vividores sólo podrían fugarse de la justicia con magistrados comprados por la oligarquía local. Esta supuesta "independencia" significa, en realidad, "impunidad criminal" y, por tanto, opresión, miseria y humillación para el pueblo catalán.

Las víctimas de una red mafiosa somos siempre, en efecto, los ciudadanos. Poder robar sin tener que temer ningún castigo es cierto que da mucha "independencia", pero no precisamente a la gente, sino a los ladrones y defraudadores. Quien está pagando ahora mismo las consecuencias de este saqueo del erario público autonómico que ha caracterizado los 30 años de falso "catalanismo" son las escuelas, los hospitales, los funcionarios, los niños que ya no pueden comer ... En una palabra, los trabajadores y los sectores más débiles de la sociedad catalana.

No hemos llegado a ser la comunidad más endeudada de España porque Madrid nos robe, sino por toda la costra parasitaria de miles de cargos de confianza inútiles que chupan del presupuesto de la Generalitat. Cataluña está en bancarrota debido a los millones de euros malgastados, repartidos a sacos entre supuestos "patriotas" que se ríen de todos nosotros y han hecho del "nacionalismo" un negocio harto lucrativo.

Hasta ahora estos sinvergüenzas tenían que disimular, esconderse y pasar un poco de miedo por los líos judiciales resultado de sus fechorías. En una futura Cataluña "independiente" podrán despreocuparse de cualquier posible denuncia: el entero tejido institucional quedará bajo su control: prensa, televisión, juzgados, policía, prisiones...

Ciertamente, las instituciones autonómicas catalanas hace mucho tiempo que sirven a los mafiosos y la ruina económica de Cataluña ha sido el resultado inevitable de este hecho, bien patente en la actualidad. Pero los pujolistas, un concepto que va mucho más allá de lo que es formalmente CiU, detectan todavía demasiadas zonas libres, ése es precisamente su problema.

Para evitar fugas de información "delicada" necesitan colocar por todo el país a sus dóciles secuaces a sueldo. Tienen que conseguir que ningún diario, tribunal u organismo policial pueda funcionar de manera democrática, denunciando o persiguiendo los delitos cometidos por los amigos, socios y correligionarios ... Hete aquí el "Estado propio". Un Estado en propiedad, pero no del pueblo, sino de las 200 familias oligárquicas. Cuando los postreros "agujeros" estén tapados, ellos, los mafiosos con barretina, podrán descansar tranquilos. Sin embargo, nosotros, los trabajadores de este país, ya no podremos ni respirar. Su independencia es nuestra asfixia moral y material.

Es necesario un nuevo catalanismo, un catalanismo reconstruido de raíz. Y el primer requisito de este proyecto es el encarcelamiento de "la familia" y la inhabilitación perpetua del estamento político, cómplice por acción u omisión. También la abdicación del rey y la reforma de la Constitución Española. No otra es la auténtica independencia, aquélla que haría del catalán un pueblo más libre. ¿Libre de quién? De los que verdaderamente lo oprimen. De los traidores a los ciudadanos de Cataluña: Jordi Pujol y compañía.

Echémosles fuera. Y con deshonor. Todavía estamos a tiempo. Despertemos antes de que el sueño de la "cadena humana" imaginaria se convierta en la pesadilla de una cadena real aplastando nuestras espaldas.
 
Fuente: http://argentina.indymedia.org/news/2013/11/849799.php

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